CUENTOS DE BRUJITA: DESCARADA Y EL SOLSTICIO DE VERANO XXI


El encuentro con aquella bruja no hizo sino confirmar sus sospechas de que algo malo ocurría. Y había acusado directamente a aquel Altherius como responsable. Ella era una niña y no podría mucho contra aquel mago que parecía tan poderoso, pero si se aliaba con aquella misteriosa bruja, de la que por otra parte nada sabía, tal vez pudiera salir airosa de aquella aventura.


Desconocía su nombre y su rango, pero estaba segura de que pronto lo averiguaría. El asunto parecía grave, pero el sueño la vencía y no tardó en quedarse dormida.


Por su parte, Brujita permaneció vigilando los alrededores de la casa, pues no se fiaba de Altherius y temía que pudiera intentar alguna fechoría contra la pequeña mientras esta dormía. Pero la noche transcurrió tranquila.


El malvado mago se afanaba en su refugio subterráneo, controlando la máquina que absorbía el poder y la sabiduría directamente de la mente del resto de brujas y magos que tenía cautivos.


El viejo Búho vigilaba la entrada del escondrijo e informaba a Brujita cuando era necesario. Así, ella podía conocer los movimientos de Altherius. Se devanaba los sesos, intentando trazar el mejor plan posible. Además ahora, con la pequeña Brugilda, se presentaban más posibilidades: podría mantener al mago ocupado lejos de la guarida, mientras ella deshacía el mal causado. No le quedaba más remedio que confiar en la habilidad y la astucia de la pequeña bruja y en la ambición y vanidad desmedidas del malvado Altherius. Cruzó los dedos y con un suspiro, abandonó el lugar en el que había permanecido durante las últimas horas.


 


* SIEMPRE UNO

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