CUENTOS DE BRUJITA: DESCARADA Y EL SOLSTICIO DE VERANO IX


     Tuvo que atravesar todo el bosque, y cuando casi había llegado al otro extremo, perdió de vista al mago Altherius. ¿Dónde se habría metido? Sin duda, debía de haber un escondrijo secreto en aquel sitio pero, ¿dónde?.

     El bosque se aclaraba en ese lugar. Los árboles estaban bastante separados unos de otros, tamizando la luz con sus ramas y sus hojas y dándole un aspecto verdoso, acorde con el ambiente. Pero era lo suficientemente clara como para que la Brujita Descarada, pudiera examinar con detalle cada rincón. Debía encontrar el lugar donde se escondía el malvado Mago.

     Oyó un extraño rumor. Aguzó sus sentidos. El ruido parecía venir de las entrañas de la tierra, confirmando sus sospechas de que el mago Altherius tenía allí su guarida. Observó los árboles, hasta que encontró uno que parecía estar hueco. Sí, el ruido parecía salir de aquel tronco hueco, pero no parecía que hubiera una posible entrada. Seguramente, servía de respiradero. Estaba todo recubierto de musgo y sus ramas habían sido cortadas y ahuecadas. Alguien se había tomado muchas molestias para que pareciese un auténtico árbol viejo y seco.

    Asomó la cabeza, intentando ver algo del interior. No se atrevía a usar ningún hechizo pues estaba segura que el mago se daría cuenta y eso estropearía todos sus planes. Como desconocía si aquel escondite tenía más entradas, decidió volver a casa de la bruja Lola, no fuera a ocurrir que el mago la echase de menos si volvía antes que ella. Regresaría en cuanto tuviera una oportunidad.

    Esta se presentó un par de día después. Parecía que Altherius no se preocupaba por ella. Aunque le había visto ir y venir, no se había molestado en dirigirle de nuevo la palabra. Descarada pensó que le daba libertad de movimientos, así que empezó de nuevo a pasear por el bosque. Volvió a visitar sus lugares preferidos, pero no parecían los mismos.

    Su aspecto no había cambiado, pero no había vida en ellos. Los ciervos, patos y aves que antes animaban el meandro, ya no estaban allí. También el hechizo de Altherius les afectaba. Y eso la entristeció y la enfureció al mismo tiempo. Estaba más decidida que nunca a terminar con aquello de una vez y para siempre.

    Se dirigió al lugar del escondite secreto y cuando se hubo asegurado que no era observada, se metió por el tronco hueco. Con mucha precaución descendió por él, procurando no hacer ruido y no desprender restos del tronco seco. Era bastante ágil y ligera y no le costó mucho esfuerzo deslizarse por su interior.

 

*SIEMPRE UNO

2 comentarios:

  1. Uy uy uy... la cosa cada vez se pone mas interesante!!!!BESOS A MONTONES!!!!

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  2. Ya estoy impaciente por ver como se libra de Altherius ¡ Oye , otra cosa, qué quiere decir eso que tienes escrito en esa lengua, que creo es gaelico? Un abrazo.

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