LEYENDAS DE RIGLOS_EL DRAGÓN DORMIDO II


 Los Señores del Reino decidieron agrupar las últimas fuerzas de las que disponían, abandonando así, a su suerte, a muchos pobladores. Decidieron también, enviar al Dragón a socorrer a los que se encontraban en una situación más crítica.

Era el momento que sus enemigos habían estado esperando. En cuanto el Dragón abandonó su puesto, cientos de guerreros que habían estado escondidos, penetraron en la puerta del Reino, arrollando a los pocos que allí habían permanecido para su defensa.

Las murallas naturales, formidables, de poco sirvieron ante la terrible avalancha de guerreros que se echó encima.

Desesperados, los defensores hubieron de ir retirándose poco a poco, hasta que al fin, fueron arrinconados y hechos prisioneros. Enseguida las noticias corrieron de boca en boca: el ejército había sido derrotado, y los Señores del Reino habían sido hechos prisioneros y  sacados del Reino.

¿Y el Dragón?, se preguntaba todo el mundo.

Sí, ¿y el Dragón?

El Dragón, con toda su formidable fuerza y fiereza, no había sido capaz de contener aquella locura. Desbordado, donde caían dos docenas de guerreros a causa de sus zarpazos y bocanadas de fuego, corrían rápidamente otras dos docenas para sustituirles.

Cuando el enemigo cumplió su objetivo, dejó de acosar al Dragón. Éste, volvió a su habitual puesto de guardia y vio con horror la destrucción que aquel había causado. Lleno de rabia y dolor arremetió contra los últimos guerreros que se iba encontrando, mientras en vano buscaba el rastro de sus amos. Pero todo esfuerzo era ya inútil...

Así es que, según cuenta la leyenda, el Dragón se tumbó junto a una peña cercana, desde donde aguarda vigilante, desde hace más de mil años, el regreso de sus amos.

Un regreso que devuelva su antiguo esplendor al Reino perdido de los Mallos...

Fin


 

* SIEMPRE UNO

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