LEYENDAS DE RIGLOS_LA LAGUNA ENCANTADA I


En el antiguo Reino perdido de los Mallos, había numerosas leyendas que hablaban de audaces caballeros, cuevas encantadas, tesoros escondidos  y fieros dragones.  Una de estas leyendas es la que habla de la Laguna Encantada de Escalete. La llamaremos así para hacernos una idea, más o menos, de dónde se encontraba, ya que desconocemos el nombre que por aquel entonces se le daba a aquel lugar.

Cuenta la leyenda, como decía, que existía una laguna encantada que sólo los puros de corazón podrían llegar a ver, y que en su interior, a gran profundidad, se encontraba un precioso tesoro de incalculable valor.

Muchos fueron los que pretendieron hacerse con él, sin saber en realidad de qué se trataba. La ambición de la gente les hacía pensar en grandes cantidades de oro y joyas. Las gentes del lugar, menos preocupadas por su contenido, ya que lo consideraban una leyenda, no se molestaban en sacarles de su error. Para ellos estaba claro que se trataba de algo valioso, pero en modo alguno algo cuantificable y mensurable.

Uno tras otro los forasteros iban llegando y se marchaban desilusionados. Venían cargados de libros y mapas, cada uno con su propia teoría acerca del lugar en el cual podrían encontrarse la laguna y su maravilloso contenido. Alguno no regresó, pero nadie se preocupaba, pues eran los más fanfarrones y presumidos. Todos suponían entonces que la vergüenza les impedía regresar al pueblo y reconocer su más que previsible fracaso.

¿Pero cuál era el origen de la leyenda, os estaréis preguntando? Nadie lo sabía con seguridad, pero las gentes del lugar estaban convencidas de que tenía su origen en los tiempos en que el Reino perdido era precisamente eso, un Reino, y que efectivamente existía una laguna que desapareció cuando el Mal hizo su aparición, encarnado en ambiciosas huestes destructoras, y que acabó con el Reino para siempre. Fue así como surgió la leyenda que nos ocupa y tantas otras...

 En algunos relatos se habla de un enorme dragón que custodiaba las puertas del Reino, el cual, tras la destrucción del mismo, se quedó dormido junto a una peña cercana, aguardando el regreso de los Señores del Reino.  En aquel entonces existía una imagen de Nuestra Señora en una de las ermitas más hermosas y escondidas que había en aquel Reino. Tras el saqueo y destrucción a que fue sometido el Reino de los Mallos, y desaparecidos los últimos Reyes, las gentes humildes acudieron a la ermita para buscar consuelo y protección bajo el manto de Nuestra Señora.

Sin embargo, la venerada imagen no estaba en su pedestal. Se pensó en un primer momento, que alguien la había escondido para protegerla del saqueo. Pero nadie la encontró jamás ni se oyó de nadie que la hubiera visto. Incluso se especuló con la idea de que la imagen se encontrase en el fondo de la laguna, tomando forma en la mente de todos ellos el pensamiento de que, Nuestra Señora, dolida y enfadada por el devenir de los acontecimientos, se había ido, dejando desamparado a todo su rebaño. Sólo volvería el día que el daño fuera reparado.

Pero el tiempo pasó. Transcurrieron los años y después los siglos, y la imagen de Nuestra Señora jamás apareció de nuevo en su pedestal de la hermosa ermita que había sido su hogar durante tanto tiempo.

 *SIEMPRE UNO

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