CUENTOS DE BRUJITA: DESCARADA Y EL SOLSTICIO DE VERANO XVII


Sentada en un rincón del escenario, Brugilda repasaba los acontecimientos de la tarde del concurso. Ella esperó pacientemente su turno mientras mentalmente recordaba las recomendaciones de sus maestros. Iba a ser examinada por un Mago Superior al que desconocía, para subir de grado en la Escuela de Magos y Brujas. Pronto oyó gritar su nombre y salió al escenario.


- Eres tú Brugilda?.


La pequeña brujita asintió con la cabeza.


- Tu ejercicio consistirá en limpiar todo este espacio. Para ello, le ordenarás a tu escoba que lo barra. Si lo realizas bien, serás propuesta para el ascenso al siguiente grado. Suerte!


El Mago Superior abandonó el escenario. Y Brugilda, contagiada por el ambiente festivo que se vivía en la explanada, decidió contribuir con su granito de arena. Con un gesto de su mano, ordenó a su escoba que siguiera al Mago Superior y le arreara en el trasero. La escoba mágica voló rauda a cumplir sus deseos y golpeó al anciano Mago. Este se volvió sorprendido y dándose cuenta de la travesura, reprendió amablemente a la pequeña brujita.


- No, no, no… Eso no es lo que tienes que hacer. Anda, se obediente y ejecuta tu ejercicio si quieres ascender de grado.


Y se dispuso nuevamente a abandonar el escenario. Los asistentes fueron testigos de cómo la pequeña bruja volvía a ordenar a su escoba que repitiera la orden anterior. Una sonora carcajada estalló entre el público cuando esta volvió a golpear al Mago Superior que, disimulando su irritación, volvió a pedirle a Brugilda que hiciera su ejercicio.


Cuando Brugilda empezaba algo ya no sabía cuándo parar, y así sucedió esta vez. Viendo que el público estaba pasando un buen rato con su broma, decidió continuar, sin percatarse que estaba poniendo furioso al Mago examinador y que podría poner en peligro su ascenso y ¡hasta sus estudios de Bruja! Cuando por tercera vez la escoba golpeó al Mago Superior, este, dominado ya por la cólera, la expulsó del escenario, ordenándole que volviera inmediatamente a la Escuela donde sería oportunamente castigada por sus maestras.


Brugilda ya no se atrevió a hacer frente a aquella voz atronadora y cuando se quiso dar cuenta, se hallaba frente a la Directora de la Escuela de Magos y Brujas. No se atrevió a levantar la vista y aguantó el sermón cabizbaja.


- ¡Esta vez te has pasado, Brugilda! Tratar asi a uno de nuestros Magos mas insignes! No me digas nada! No tienes excusa ninguna! ¿Sabes que puede ordenar que te expulsemos de la Escuela? Y sería una pena. ¿Cuándo aprenderás a comportarte?


La Directora estaba muy enfadada, y no era para menos. Brugilda solía ser la causante de muchos de los disgustos y altercados que se producían en el colegio. Pero a la par, era tan dulce, simpática y estudiosa… Le tenía mucho cariño a aquella rebelde y hacía todo lo posible para mantenerla en la Escuela. Pero este incidente, podía poner en peligro todos sus esfuerzos. ¡Dichosa niña!


Finalmente fue castigada a permanecer recluida durante tres ciclos de tiempo. Brugilda protestó porque eso significaba que se iba a perder el concurso de los fuegos artificiales, pero no hubo compasión. Fue confinada en un cuarto donde ningún hechizo o truco funcionaban. Lloró y chilló y pataleó, pero de nada le sirvió.


Cuando los tres ciclos hubieron transcurrido, fue autorizada a partir nuevamente al Bosque del Norte. La Directora le pidió encarecidamente que no se metiera en líos esta vez. La pequeña bruja se lo prometió, montó en su pequeña escoba y voló rápida en dirección al Bosque del Norte.


Y el resto... ya lo sabemos.


Pero, ¿qué había sucedido en el tiempo que ella estuvo ausente? ¿Por qué se habían ido todos? ¿Y adónde? Y con tanta prisa! ¡Si con un simple chasquear de dedos, todo habría quedado en su sitio, como si allí no hubiera sucedido nada! Fuese lo que fuese lo que aconteciera, tenía que ser grave. El bosque parecía estar sumido en una bruma persistente y el tiempo parecía no transcurrir. No se oían los trinos de los pájaros y tampoco se veía corretear a las ardillas ni a otros pequeños animalillos. Se preguntó si el mago que viera horas antes, podría resolverle el enigma.


Decidida a resolver sus dudas, abandonó el escenario y la explanada de los Fuegos, para ir en busca del misterioso mago.


 


SIEMPRE UNO

2 comentarios:

  1. Vale, ya me he puesto al dia y ahora a esperar otra entrega. Qué tal va el verano ? Un abrazo. Salvador.

    ResponderEliminar
  2. Esta Brujita es tan trasta como otra que yo me conozco....

    ResponderEliminar