EN CANARIAS SE HA PUESTO EL SOL

   Hay libros que, al leerlos, dejan tan buen sabor de boca que cuesta comenzar un nuevo libro. Porque nos ha llenado tanto la historia que contaban, que ya no creemos capaz de igualarlo con el siguiente.

 

   Es lo que me ha sucedido a mi al terminar "En Canarias se ha puesto el sol", escrito por Jordi Sierra i Fabra y que ganó el Premio Ateneo en el año 1979. Pertenece, en mi caso, a esa categoría de libros olvidados en una estantería, con una buena encuadernación, y destinados, en muchos casos, a no ser leídos nunca pero que yo me he propuesto leer. Son tan bonitos por fuera, que diríanse hechos para adornar la estancia y no para llenar la imaginación.

 

   Este libro me ha sorprendido por su trama, bien urdida, por su tempo, trepidante, y porque en su conjunto, no encuentro notas discordantes, cabos sueltos. Situado en el futuro, para la fecha en que se escribió, describe una época de nuestro pasado que bien podría haberse ajustado a la realidad. Es la España políticamente convulsa, recién salida de la dictadura y amenazada en su unidad por elementos separatistas y/o terroristas.

 

   Las Islas Canarias, a modo de Flandes, es la piedra de toque sobre la que giran los esfuerzos de unos y otros. De los unos por quererla independiente, y de los otros, por no dejar que se rompa la unidad del país. A partir de ahí, se desenvuelve la acción, donde se mezcla el terrorismo internacional, intereses políticos extranjeros, la CIA y hasta un secuestro de material nuclear con el que los separatistas amenazan a la ciudad de Barcelona, si no se cumplen sus exigencias.

 

   Cualquiera que leyera este libro diría que bien podría haber estado escrito por un best seller norteamericano y sorprende que a nadie se le haya ocurrido escribir un guión sobre él. No desmerece ni mucho menos por el hecho de estar escrito por quién lo escribió. Me parece un libro muy bien escrito y estructurado, que mantiene en vilo al lector hasta el final. La historia que cuenta muy bien podría haber pasado, porque algunos de los factores en que se apoya, existieron de verdad.

 

Pero la Historia siguió otro curso.

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