CUENTOS DE BRUJITA: DESCARADA Y EL SOLSTICIO DE VERANO I

En el fondo de una oscura y húmeda caverna, se afanaba en sus trabajos un extraño personaje. Rodeado de cacharros de arcilla y cristal, se entretenía en trasegar líquidos de unos a otros. Murmuraba para sus adentros extraños conjuros, y cuando por fin terminó, se paró satisfecho a observar su obra: en un frasco de cristal que sostenía en alto, se hallaba un líquido de color rosáceo. La expresión de su cara se volvió maliciosa.

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La Brujita Descarada estaba de viaje. Había ido a visitar a una bruja amiga que vivía en otro bosque. Desde que era capaz de realizar sus hechizos, se había vuelto muy popular y no dejaba de visitar a amigos y parientes en cuanto se le presentaba la ocasión. Ahora que podía viajar montada en su escoba, era más rápido y divertido ir de visita.

El Bosque del Norte no era un bosque encantado como el Bosque Tenebroso, pero vivían en él muchos Magos y Brujas. Había muchas clases de árboles diferentes: hayas, encinas, abetos y pinos de especies distintas. También había abundancia de arbustos, como el boj y otros matorrales que proporcionaban alimento a los animales del bosque. Y el musgo y el liquen estaban presentes por todas partes, recubriendo los troncos de los árboles y el suelo del bosque, como un gran manto verde. Era en suma, un bosque tranquilo pero lleno de vida y a la Brujita Descarada le gustaba porque siempre se podían escuchar los trinos de los pájaros y porque tenía rincones muy bonitos y tranquilos para ir a pasear. En especial, el rincón que más le gustaba era un meandro del río que atravesaba el bosque. En ese punto, el riachuelo se remansaba y, aquellas tranquilas aguas, servían de abrevadero para los animalitos del bosque. Descarada iba allí a observarlos.

Se sentaba detrás de unas matas, sin moverse apenas para no hacer ruido y se quedaba rato y rato, viendo a las diferentes especies que allí acudían. Ciervos, jabalíes, ardillas y otros pequeños animales, se acercaban cautelosos a la orilla para beber, mientras que los patos y otras aves, se bañaban y jugueteaban ruidosamente. De todo ese bullicio, disfrutaba nuestra Brujita Descarada.

 

* SIEMPRE UNO