LA SAGA DE RIGLOS IV
IV
Orgullosas se yerguen las peñas
Muralla natural del antiguo reino.
Castillos y ermitas, antaño refugio
De peregrinos, custodian aún
Caminos y remotos parajes.
Viejas piedras, que testimonian
Hazañas de otros tiempos,
La misión y la entereza de
Aquellos que tuvieron como
Objetivo defender fe y raza.
El hombre les puso nombre...
Mas ellas, indiferente, lucen bajo
El sol de todas las tardes,
Enrojeciéndose, encendiéndose
Cuales llamas de una gigantesca
Y siempre viva hoguera...
Majestuosas siempre, esperando,
Custodiando el prístino paso,
Advirtiendo al audaz.
“Estás en suelo sagrado.
¡Este es el Antiguo Reino
De los Mallos!”
Dido
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