LA SAGA DE RIGLOS II

II

 

Dejan sus huellas en arrugadas paredes

De las peñas, aquellos que las prueban,

Desafiando abismos, Cielo y Destino,

Bajo el vuelo rasante de las dueñas aves.

 

Se afanan por alcanzar la codiciada cima,

Fundiendo sus manos en pelada y fría roca,

Sufriendo a veces en la carne las sogas,

Para abrazar, al fin, al compañero ahí arriba.

 

¡Qué habrá más hermoso a cielo abierto,

que hacer frente al vacío y a la muerte

con la única ayuda del compañero!

 

¡Qué habrá, que alcanzar el sueño de la cumbre,

elevado a la par del viento y los pájaros,

y suspirar así por la corona del mundo!

 

DIDO /02 

 

 

* SIEMPRE UNO

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