CUENTOS DE BRUJITA: LA BRUJITA BAILARINA Y EL MARCIANO DE LOS ZUECOS DE COLORES

 

La Bruja Bailarina, como su nombre indica, era bailarina. Primera bailarina del Ballet del País de las Brujas. La pobrecita había tenido que bailar más de diez horas sin descanso, en los actos conmemorativos del Solsticio de Verano y tenía los pies llenos de ampollas.

La Bruja Bailarina no sabía de ungüentos, pues todos sus hechizos los ejecutaba bailando. Así que no podía curarse a sí misma. Tenía otra alternativa: pedirle a otra bruja que lo hiciera. Pero los celos profesionales entre brujas y brujos juegan malas pasadas. Por lo tanto, decidió buscar ayuda externa.

Cogió el Mapamundi de los Hechizos y lo estudió con detenimiento. Japón, Singapur... no, no... un poco más allá, hacia la izquierda... Jordania, Chipre, Mallorca... un poco más aún... ¡Ah! ¡Zaragoza! Un nombre curioso, con dos zetas. Le llamó la atención. Cogió un grueso volumen enciclopédico de su biblioteca, la letra “Z” y buscó “Zaragoza”. Y decía así: “Zaragoza, antigua ciudad fundada por pueblos íberos y colonizada posteriormente por romanos, yanquis y marcianos. A orillas de un río muy codiciado de aguas bravas, que venera a la Virgen del Pilar y canta la letra “J”.

La Brujita Bailarina estaba un poco sorprendida. Realmente era un sitio curioso. Pero ¿marcianos? Algo de historia humana conocía, pero ¿marcianos?

Lo más importante era que la susodicha ciudad, gozaba de amplios servicios sanitarios que era lo que ella, precisamente, necesitaba: asistencia sanitaria.

Eligió al azar uno cualquiera de los centros de que disponía aquella curiosa aglomeración humana. Sí, aglomeración. Desordenada, caótica, sucia y ¡ruidosa! Como todas las aglomeraciones humanas. Sin embargo, tenía un hermoso bosque en medio. Y ¡qué casualidad! Un Hospital justo al lado. Nada, ¡sólo cruzar el río!

Cogió su escoba voladora, (en esto era como las demás brujas) y le pidió muy amablemente que la llevase a “¡Zaragoza, en menos de una hora!”. Y dicho y hecho, en Zaragoza se plantó, y ¡en menos de una hora! (Tengo que pedirle la fórmula secreta de la gasolina que usa su escoba).

Aterrizó en el bosque, pero no le gustó mucho porque lejos de ser solitario y tranquilo, era bullicioso y no había tantos árboles como a ella le gustaba. ¡Ah, su querido bosque! ¡Cómo lo añoraba!

Como no estaba allí para mirar a los árboles, el siguiente paso era cruzar el río y llegar al Hospital. Se acercó al río y lo que vio tampoco le gustó. Reprimió los comentarios y se dirigió hacia la tremenda mole que se levantaba delante de ella: ¡Hum! ¿Y por dónde se entrará?, se preguntó.

Encontró varias puertas por las que entraba y salía gente. Pero en ninguna de ellas podían solucionar su problema. Un humano agradable, que se identificó como “Celador” le sugirió que se dirigiera al Servicio de Urgencias, y le indicó cómo llegar: “Tuerza a la izquierda, luego a la derecha, después otra vez a la derecha, vuelva atrás tres pasos y tire por la puerta de en medio. Pero si no lo encuentra, ¡pregunte a otro celador!

Un poco mareada por la explicación, decidió poner a trabajar su instinto de bruja. Y eso nunca falla, porque después de diez minutos un cartel que anunciaba “URGENCIAS – Bienvenidos” apareció frente a ella.

- Oiga Señora, ¿a dónde cree que va? 

-  ¿Cómo?

Un agente de seguridad le cerraba el paso.

       -   ¡Ejem!. Yo venía a que me curasen los pies...

-  -    -     Pues en ese caso, sólo tiene que subir esas escaleras, salir a la calle y dar toda la vuelta al Edificio. ¡Por aquí no se puede pasar, Señora!

La Brujita Bailarina pensó que si pudiera bailar, lo convertiría en sapo.  Pero se limitó a dar media vuelta, subir las escaleras, salir a la calle, dar tooda la vuelta al Edificio y... ¡por fín!: SERVICIO DE URGENCIAS HUMS – Bienvenidos.


 

..... CONTINUARÁ.....

 

*SIEMPRE UNO

 

1 comentario:

  1. Como se dice vulgarmente la pobre brujita estaba mas perdida que un pulpo en un garaje. Que se le habia perdido alli a la pobre? pero en fin, si queria curarse es lo que hay :?

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